viernes, 22 de octubre de 2010

Tìtulox2

Como saber que algo anda mal, cuando de verdad lo único que te tienes en el pecho son unas tremendas ganas de algo… algo que ni siquiera se puede saber que es. Serán las ganas de tirarlo todo al vacio, cuando ya tus ganas, no son todo lo que necesitas.

Odio cuando mis personas se me van, soy de las personas que no es muy sociable, y es uno de mis principales defectos, claro… algunos miran como bicho raro, pero la verdad no me doy (como se dice) con muchas personas. Muy observadora, algo criticona, soñadora por donde se le mire. Muy parecida a mi padre, nada parecida a mi hermana. Pensante, pero pensante de puras tonteras. Me frustro rápido, odio esperar, y a las personas poco empáticas. Me carga el ruido, pero si me gustan canciones bien ruidosas (como dice mi mamá). Soy amante de la melancolía, de mi reproductor, de los ojos amables, y los chocolates con almendras. Bastante preocupada por las personas, eso a veces es malo, melómana y mala escritora a ratos.

Hay algo que me carga, la sensación de espera, la sensación de esperanza con espera. ¿Hay algo más traumante que eso?, es algo que te viene del pecho, te llega a la cabeza y te baja por los pies. Pero aún así no lo puedes dejar de hacer.

Si hay algo aún pero aún mas traumante… que no creas en ti.

En estos días he valorado tan poco de algunas personas, pero siento que no me merezco lo poco, sino el doble y hasta el triple. Me he esforzado tanto.

Alguna contradicción, he valorado los apoyos, los vagos mensajes de textos, los jugos naturales, los cigarros fumados solitariamente, la sonrisas en el metro, los lloriqueos en el metro, los abrazos apretados de algunos, los abrazos de mi padre, ver tele con él, regalonearlo, es una gran persona, la mejor persona que conozco. Orgullosa de tenerlo como padre.

Algunas veces dan ganas de zamarrearte ti misma, por la simple razón de sentir lo que sientes, dices ¡como estoy sintiendo esto!, te encuentras hasta ridícula a ti misma, pero es parte de la vida… creo.

Olvidar, lo que nunca REALMENTE me ha tocado vivir, tampoco me gustaría hacerlo, todo lo malo que he hecho y que me han hecho e alguna u otra manera a servido para este corazón de abuela.

Eres el color de mi vida, las tristezas más grandes y las alegrías más grandes. Siempre existirá esa contradicción. Lo dulce, no sería tan dulce sin que lo amargo este presente.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Título

La señora amada mía, me abraza y me grita que vuelva a casa. Mientras ella cruza sus dedos en mi espalda. ¿Será que de verdad quiere que me quede o no me soporta más en su casa y solo lo hace como un acto de cortesía? Si, siempre fue buena, dentro de lo sucia que mantenía sus uñas largas por tanto trabajar un su huerta. Pero ya no quería más ese tipo de vida, quería acción, quiero acción. No he llorado hace ya 5 años, creo que este tipo de vida te hace insensible. ¿Será que reza para que no sea como ella?, me abraza, aún más fuerte, llora. ¿Será que tiene sentimiento encontrados? ya no se que pensar, nunca hablamos realmente, pero nos tenemos un especial cariño. Claro me cuido “gruñosamente” desde que tengo memoria. Se aleja un poco, Me mira y me dice Cuídate. Y con eso sentí que me decía todo lo que tiene que decir una madre cuando su hija se va de casa o todo lo que necesitaba oír. Tomé mi maleta, miré esos ojos cansados y me fui.

without reason

Tres escritos inconclusos, bastantes huellas, gente, espacios, estrellas, cigarros, uñas largas, plata, futuro, familia, amigos, gritos, risas, llantos, penas, miedo, extraño, extrañando, angustia, dolores de estomago, médicos, remedios, Morfina, relojes, horas, días, minutos, años, yo, tu, películas, perfume, puentes, agua, besos, abrazos, helados, enojo, frustración, mamá, vestidos, helados, ojos, llamadas, flores, sonrisas, piel y de nuevo Tú.


Como me hace falta una tarde lluviosa.

domingo, 30 de agosto de 2009

- Agosto, Septiembre -


No es fácil explicar, pero a veces necesito palabras, las necesito porque son mi vida, las palabras me llenan más que las acciones, necesito porque me hacen llorar, me hacen suplicar y hasta odiar. Son mi vida, son simples a la ves complejas, difícil de reproducir, hasta difícil pensarlas. Pero lo hacen todo, me apasionan. Aunque ni siquiera entienda realmente un poema o mejor dicho aunque no pueda explicar verdaderamente lo que quiera decir. Admiro a todas aquellas personas que hacen todo en formas de poemas, la hacen todo en forma bella, incluso hasta lo más feo.


Me he dado cuenta, este ultimo tiempo, que no que escrito, ni siquiera un párrafo que me haga decir, que esta bueno, o por lo menos sentir que no es mediocre, como tantas otras cosas que me han sucedido o que no he enfrentado. Pero no sé ni como, ni cuando, ni donde, me di cuenta que de verdad no sirvo para algunas cosas, soy desordenada hasta para explicar esto, eso me ha valido grandes desaciertos en mi vida. Sé que no puedo dejar de emocionarme por algunas situaciones que me han pasado, últimamente claro, que han hecho cambiar de perspectiva de la vida, que han hecho cambiar mi vida completamente, ¡Ey! Soy así, con borrones, faltas de ortografía y mala redacción.No sé si eso me hace ser orgullosa de mí por reconocerlo o porque me quiero así.

Ahora solo me veo como una niña apunto de cumplir 18 años, que tiene miedo a lo que viene, pero que tiene buenos, mejor dicho los mejores acompañantes que alguien podría desear, que están constantemente diciéndole que ella puede hacer lo que quiera, que le tienen confianza incluso más de lo que ella se tiene. Que si se trata mal la zamarrean, y le dicen: NUNCA MÁS ¿YA?


Aún cuando siempre diga que no quiero más de nada, siempre me voy a aferrar a la vida, a la melancolía, a los amigos contados con los dedos de una mano, a mis padres, mi hermana, y a ti, todo tu y más.

Necesito de personas, de abrazos, de miradas, de risas, de llantos, de palabras porque son mi energía, mi valor, y mi esfuerzo.



Un día, una noche… me acerque y le dije Te Amo. Desde ese momento no puedo dejar de abrazarlo.


viernes, 29 de mayo de 2009


No sabía lo que hacia, tenía tanta inseguridad que no caía en el en mar, tenía inseguridad hasta de lo que había leído recién. No sabe que hablar en el momento preciso, a veces un poco misántropo, huraño y hasta a veces delicado. Le carga las personas que no aprecia ni aprovechan de buena forma la vida (¿de buena forma?). Tan confuso como un día de niebla, no sabía si estaba en lo correcto. La noche estaba fría, con las manos heladas repasaba las últimas definiciones que se le habían olvidado con el mate caliente, bostezaba y recordaba su madre. Ella, tan preciada como las propias disculpas, tan noble como sus propias manos, su cara de “estoy cansada, pero río”, su pecho tan tranquilizador. Ella era, su madre… todo para él.

Dejó sobre el banco los apuntes, esos apuntes tan pobres de una clase sin ánimo. La chimenea le recordaba su novia, como le cargaba cuando dejaba los sostenes en las manillas de las puertas, como odiaba cuando le preguntaba: ¿Cómo puede gustarte alguien como yo? ¡Y Como le gustaban sus caderas!, como le gustaba pretejerla, su falta de entendimiento sobre algunas materias, sus ataques de rabieta, su nerviosismo, su mirada. La quiere, o por lo menos la quería.

El teléfono, se aleja desganado y contesta
-aló-
- ¿Hermano?
- si… claro ¿Quién más?, mi novia talvez
- Perdón. Sólo quería saber como estabas, el papá te quiere ver, la mamá más.
- Estoy bien…
-(Silencio incomodo)
- Bueno era, para eso… Te quiero hermano.

¿Desde cuando le decía hermano? Y más encima incluido con el te quiero. Su hermana, tan distraída como siempre, tan torpe con los pies, tan matea, tan ella, tan bella, tan única.

Recordaba épocas de colegio, como la generación iba de mal en peor, ser diferente no bastaba, todos eran arrastrados hacia lo mismo y al fin y al cabo eran tan idiotas como él. Tan desinteresados que no les importaba una película, algún cuento, alguna vida ajena a lo que ellos acostumbraban, miedo a lo nuevo, miedo a la vida.

Por Dios, algo estaba pasando, algo le estaba pasando. Tenia que ir a buscar a su novia, la necesitaba, se sentía tan vacío, tan cobarde. La conocía desde que ella quiso conocerlo, según el, ella tenía todo controlado.

Quizás no era el mismo de antes, le había dicho ella, antes de que se fuera a la casa de no se quien, estaba tan perdido que ni siquiera escuchó donde iba. Ha estado 2 meses sin ella. Está perdido, lo sabe bien, algo es algo. Iba a cambiar, a caminar, a salir, a ver la luna, a sentir el viento antes de la lluvia y por supuesto recordar y recuperar a Antonia. Tenía todas las ganas, no sabia cuanto tiempo iba ha terminar este “proceso” pero lo tenia que hacer, se sentía asqueado de tanta “nada”, que nos consume.

Tomo el teléfono, la llamó:
-¿alo?
- mmm... ¿con quién hablo?
- Esteban. Disculpe, ¿está Antonia?
-Sí…claro.

Era el padre, tan frío y desaliñado como siempre (por lo menos con él), y eso no le quita lo gran persona que es, Antonia se parece más a su madre… tan entusiasta y preocupada por los suyos.

-¿Antonia?
- si, soy yo. (Notorio, vaivén)
- Perdóname. ¿Me esperas?
- Sabes que sí.
{…}


¡Y que! me encanta lo cursi. ¡He dicho!

miércoles, 20 de mayo de 2009

Sin más

Cuando sabes que algo verdaderamente raro va a pasar, te retuerces en la noche recordándolo, miles de imágenes aturdidas recorren esa “delicada” cabeza con olor shampoo barato.


Era una de esas noches donde no había luna, los ojos resplandecientes me aturdían y danzaba una felicidad nerviosa. No sabias que hacer, ni tampoco como actuar, eres muy torpe para ese tipo de cosas e incluso torpe para no tropezar con tus mismos pies. Palabras entrecortadas salen de tu boca, ni siquiera te entiendes tu misma. Tienes apenas la edad para comenzar en no creer, y lo único que verdaderamente sabes es que tienes a tu mamá y alguno que otro pensamiento fugaz que hacen poner extraños a personajes. Ni siquiera sabes como contar tus cosas, solo piensas en que no hay palabras como para explicarlo, falta de vocabulario para esos pensamientos y momentos, que no es necesario darles un adorno para darlos a conocer.

martes, 3 de febrero de 2009

Popurrí


Como una simple mirada puede estremecer a lo que hoy llamas “tu mundo”. Cuando lo que simplemente era tu casa, tus amigos, alguna cosilla por ahí y por acá. Cuando piensas que lo mejor de tu vida, es tu propia vida… cuando no piensas en nada más que eso, vivirla contigo y pensar que estando tu bien, el resto del mundo que se joda.


Pero por alguna razón, te estremecen, te zamarrean, como cuando tu mamá te dice, ¡hey! ¡atina!, como cuando dices si de hoy empiezo, como cuando dices, si tengo ganas de ir a verlo y no vas, cuando de verdad tu sabes que no tienes las ganas suficientes, como cuando te sientes solo y empiezas a escribir…Como una persona puede cambiarlo, por completo. Eso, a lo que tú llamabas tu mundo, en el cual estabas tu y tu egocéntricamente tu.

De alguna u otra manera, te das cuenta que “no sirves”, si tu mamá no te despierta con un beso, si tu hermana no te molesta, si tu papá no te dice “mi negrita” y si no vas a pasear con Damien Rice para prometer que escribirías, si esa persona no te llama, si esa persona no te saca de ese mundo tan normal.


Lo que pasa cuando uno no puede decir lo que sientes, cuando no hay palabras para explicarlo, es como… cuando te hacen daño las chalas nuevas, cuando botas la taza de té accidentalmente en tus piernas y dejas la mesa toda mojada y las personas todas paradas para cambiar el mantel, cuando lloras por una canción y no sabes porque, cuando dices te quiero, y te das cuenta que te sacaste un “peso de encima” y mientras lo dices tu corazón palpita hasta que llega a tu garganta apretada.


No soy de esas personas que hacen las cosas de forma constantes, como no sé… correr todos los días, no comer dulces, y hasta leerme ese maldito libro. Faltas de gana, de tiempo, que se yo. Tampoco ese tipo de personas que son predecibles, soy un poco cobarde, hasta débil con sus propios problemas…pero hay algo que ahora se me ha “agudizado” y hasta sentirlo a flor de piel, que me vuelve más vulnerable de lo común, es sentir…volver a sentir. No ser tan maquinista para todo, y todos… hay que recordar lo que realmente somos, o éramos.



sábado, 10 de enero de 2009

[...]

Soy todos esas problemas no resueltos, soy todas esas excusas mal hechas, la hoja del pavimento que no suena al pisarla, la hoja que no se mueve con el viento, el abrazo mal dado, los besos no concluidos, las ojeras después de una de ésas noches (nótese ésas), las palabras mal dichas, las faltas de ortografía, los papeles botados, las colillas de cigarros en el pasto, el sol escondiéndose, lo escandaloso que es mi perro a veces, la cerveza caliente, un suspiro, una conversación “agotadora” entre copas ( entre copas, ¿desde cuando tomo en copas? ),la espera para algo importante, el escalofrió cuando escuchas música, el silencio agradable, las frases que no se olvidan, los pasos mal dados, los ojos nerviosos, las manos sudorosas por el nerviosismo, la confusión de tu cara cuando te miras por la mañana, poeta por tristeza, y cantante a ratos, el llamado por teléfono frustrado, el poema no terminado, las frases que no sabes como concordarlas, estudiante por obligación, excesivamente responsable y loca por doquier.

Mi tormento mi fabuloso complemento.